El Ministerio Pastoral

Jhon MacArthur en el Ministerio pastoral invita a reflexionar sobre los fundamentos que guían a los pastores de la iglesia; contempla el acercamiento bíblico como guía y sostén de todo líder espiritual.

Objetivos del Ministerio Pastoral

En la actualidad este servicio eclesial podría representar un puesto de poder, control o supervisión, inclusive podrían asociarlo con fama y comodidad. Sin  embargo, claramente las escrituras describen que el objetivo central de todo ministerio pastoral  es “pastorear” el pueblo de Dios.

En la 2 carta a Timoteo, Pablo  describe al ministro como un servidor cuya vida refleja  sacrificio, trabajo, servicio, y dificultades. Pueden no ser una figura muy atractiva para muchos, pero el mismo Jesucristo se describió como “pastor”, aquel que dirige, alimenta, nutre, conforta, corrige, y protege.

El llamado de Dios a  sus líderes es a ser siervos trabajadores de su pueblo. Ejemplificando en todo momento  sacrificio, devoción, sumisión y humildad.

Se ha descarriado la Iglesia de la verdadera fe?

La historia de la iglesia muestra momentos de tensión, tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento reflejan situaciones en las cuales se debió corregir, exhortar y reflexionar en el seno eclesial (Malaquías, Ezequiel, Jeremías, Corintios).

El momento actual, lo define Francis Schaeffer como «el gran desastre evangélico», resume que al no erguirse el mundo evangélico en defensa de la verdad como verdad, se sufre de acomodación. La iglesia evangélica se ha acomodado al espíritu del mundo de esta época, dando paso a corrientes y métodos de pensamiento que amenazan contra sí misma.

Por ello hemos de volver a la fuente primaria las sagradas escrituras, comprender que pese a tener 2.000 años de haber sido escritas, su primacía sigue intacta al ser la palabra revelada de Dios, quien ha inspirado esta palabra para que nosotros la estudiemos, creamos y obedezcamos.

Entonces, ¿qué debe ser y hacer un pastor?, debe buscar respuestas en la Palabra de Dios y no en la última moda, teoría, cultura o corriente de pensamiento. En este sentido, la Biblia señala en 1 Pedro 5:1-3

“¹ A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto: ² cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. ³ No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño.”

Un obrero debe ser humilde. El verdadero hombre de Dios, sin embargo, busca la aprobación del Señor antes que la adulación de la multitud.

Algunas claves para aquellos pastores para tener humildad:

1. Estará confiado en el poder de Dios.
2. Comprometido con la verdad de Dios y vivirla.
3. Es comisionado por la voluntad de  Dios.
4. Conducido por el conocimiento de Dios.
5. Consumido por la gloria de Dios.

Pastorear el rebaño de Dios

Todo pastor debe tener clara que su meta no es agradar o consentir a su rebaño, su deber es: guardarlo para que no se desvíe, defenderlo, guiarlo y alimentarlo. El mejor sustento para el rebaño de Dios es nutrir las almas del rebaño de la verdad bíblica y solida.

Los pastores han de ser diligentes, eficientes y conscientes de la labor divina encomendada, ser humildes solo así “cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de gloria” (1 P 5.4).

Hemos sido llamados a esta tarea de forma divina, y se tiene la certeza de ello cuando se cumplen en plenitud estos cuatro criterios:

1. La confirmación del llamado por otros y por Dios a través de las circunstancias de proveer un lugar para ministrar.
2. La posesión de las habilidades necesarias para servir en las áreas del liderazgo.
3. Tener el profundo deseo por servir en el ministerio.
4. Llevar un estilo de vida caracterizado por la integridad moral.

Vida y carácter del pastor.

El pastor ha de ser un hombre Irreprensible en todos los ámbitos, por lo tanto ha de tener moralidad sexual, liderazgo familiar probado, y nobleza en actitud y conducta.

Su carácter se forja desde el interior y es fruto de una vida de oración, señala así la palabra en Tito 1.6-8. “⁶ El anciano debe ser intachable, esposo de una sola mujer; sus hijos deben ser creyentes, libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia. ⁷ El obispo tiene a su cargo la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. ⁸ Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado.”

Antes de ser Pastor del rebaño de Dios, todo hombre es Pastor de su familia, su iglesia domestica, es allí donde Dios forja su carácter. Cuando un pastor y su esposa abrazan los mandatos de Dios para el hogar y el ministerio con la misma seriedad y nivel de prioridad, han de obtener fuerza divina para sostener y proteger su familia, la cual ha de ser una prioridad en todo ministerio.

Entrenamiento Pastoral

Las habilidades pastorales cubre cuatro áreas: liderar con convicción, enseñar con autoridad, predicar con pasión y pastorear con cuidado. Todas ellas siempre han de ser combinadas con la parte académica y la experiencia en el ministerio.

Ahora bien, el mejor entrenamiento pastoral es la vida de oración, la oración persistente y perseverante sumada al trabajo duro, es lo que sostiene toda buena obra.

En la oración, tal como Jesús nos mostró no solo nos acercamos al Padre, sino que es una acción con la cual le reconocemos junto a nosotros, de que dependemos totalmente de Él en todo lo que hacemos y planeamos hacer.  Es porque nos damos cuenta de que sin Él no podemos hacer absolutamente nada.