Cada Familia una Iglesia

Redescubriendo la visión de la Iglesia casera

Basado en el original de Conrada Varela Arregoitia
publicado en Revista alternativa Logos, Edición 01Junio 2019

 

Contemplemos la naturaleza de Dios, el autor de toda una creación, que nace en la familia y crece hasta alcanzar el conocimiento que llenará toda la tierra.

 

En esa creación se entrega el gran regalo de Dios por la pasión de aprender – aprender su Palabra, la vida que nos incorpora en familia.

La Familia primera Iglesia

La Familia como institución que establece principios que trascienden para crear una iglesia casera que educa y marca estructuras en la plataforma de la iglesia local.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y la tierra”. (Efesios 3.14-15)

No hay aprendizaje si la iglesia casera no se sujeta a la obediencia del Eterno “Yo Soy”.

No hay crecimiento orgánico, ni capacitación en la Iglesia local si la iglesia casera que nace en la creación no alcanza la estructura del Reino de Dios para establecer la salvación y vida en abundancia del conocimiento en su Palabra.

 

Ser discípulo en la familia

Hace mucho tiempo en páginas curtidas de un armario viejo, había una invitación, …miremos las verdades del Antiguo Testamento… hagamos un resumen de la verdad que discípula la familia…

Nos lleva primero con temor y temblor que miremos de lejos la visión de la familia en el Antiguo Testamento con hambre de aprender y entender, aquello no entendido y no conocido:

Allí estaba el sello de la belleza de la familia a imagen de Dios, donde se inician los pasos del discipular, reflejar la imagen del ser y hacer de Dios (Gn.26,27).

Creados para caminar juntos en relación, servicio y comunicación. Esa iglesia casera que toma una dimensión transcendental de fructificar, multiplicar, llenar y señorear la tierra (Gn.1.28) y descansar sobre la roca que es Cristo.

Por un instante, se detienen los pensamientos del pensador en la promesa de Abraham (Gn.12;1-3) el poder levantarse, caminar en obediencia a Dios, a la tierra que Dios iba a mostrar, un gran semillero de donde saldría una gran nación.

Se esconde en el maestro de la gran pasión por alcanzar un semillero de ministerios en la faz de la tierra. Es la iglesia casera, la institución creada por Dios, el canal de bendición, formada por la familia para sanar naciones y sostener principios, sin ella no existe Israel, ni la iglesia de Cristo.

Increíble, sin la iglesia casera no hay respuesta a los procesos que sanan, educan el alma, todo lo contrario, se detienen los pasos del pensador que a voces toma el pincel con pasión en la enseñanza.

Reconocer el orden y linaje santo en la familia

En el escenario de la iglesia casera se encuentra un orden, un credo, una tarea básica, capaz de construir un linaje sano de real sacerdocio y nación santa.

La iglesia casera es la institución que da honra, acción se transfiere al descubrir al siervo sufriente. (Isaías 53.10).

La bendición de Dios traspasa de generación a generación por medio de la familia, conducta muchas veces aprendida por una generación reciclada.

La escuela de la iglesia local requiere la formación de una iglesia casera, que esté establecida con un devocional de vida en la familia.

La familia es la institución que sostiene los principios y mandamientos bíblicos para del ser humano su hacer y saber, más, que un instrumento de Dios, un pueblo de relaciones con Dios.

No hay visión en la iglesia local, sino hay visión en la iglesia

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