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¿Puede un maestro cristiano usar inteligencia artificial sin comprometer su fe?

Vivimos en una época marcada por avances tecnológicos vertiginosos. Uno de los desarrollos más impactantes de los últimos años es la inteligencia artificial (IA), que ya está presente en aplicaciones educativas, herramientas de redacción, traducción de idiomas, asistentes personales y plataformas de enseñanza. Ante este escenario, muchos creyentes, especialmente aquellos que enseñan la Palabra, se preguntan con temor y reserva: ¿es correcto usar estas herramientas?, ¿se compromete nuestra fe al hacerlo?

La inquietud es comprensible. Existen miedos sobre la posible dependencia tecnológica, deshumanización del aprendizaje e incluso manipulaciones ideológicas ocultas en los algoritmos. Sin embargo, la respuesta bíblica y ética no se encuentra en rechazar la tecnología por temor, sino en discernir su propósito y uso correcto. La Escritura nos llama a no conformarnos con este siglo, sino a “transformarnos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2, RV1960), lo que incluye evaluar sabiamente los recursos disponibles en nuestro contexto histórico.

Principios bíblicos para discernir el uso de herramientas

La Biblia no habla directamente de inteligencia artificial, pero sí ofrece principios claros sobre cómo debe comportarse un creyente ante cualquier avance humano:

  1. Todo debe hacerse para edificación y gloria de Dios: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31, RV1960).

  2. La herramienta no define la moral; el uso sí: El martillo puede construir o destruir. La tecnología, como cualquier otro medio, es moralmente neutra; lo que la convierte en benéfica o dañina es el propósito y la actitud del corazón que la usa.

  3. El maestro es responsable de su contenido: Usar IA no significa ceder la autoridad doctrinal. El maestro cristiano sigue siendo el siervo que debe “usar bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, RV1960). El Maestro es el directo responsable de verificar que la información que consulta e imparte es certera. Nunca debe caer en exceso de confianza y creer que un chatbot siempre le está mostrando la verdad.

Estos principios guían al educador cristiano a utilizar con responsabilidad y propósito toda herramienta que pueda facilitar el aprendizaje, sin delegar su discernimiento ni su compromiso con la verdad bíblica.

¿Qué temores hay, y cómo enfrentarlos?

Muchos maestros cristianos tienen preocupaciones legítimas ante el uso de IA:

  • “¿Y si la IA tergiversa la doctrina?”
    La IA no tiene una cosmovisión cristiana por sí misma. Por eso, el usuario debe evaluar y filtrar todo resultado a la luz de las Escrituras. “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21, RV1960).

  • “¿No será sustituida la inspiración del Espíritu Santo?”
    La IA no puede reemplazar la guía del Espíritu, pero tampoco impide Su obrar. Un comentario bíblico tampoco es inspirado del mismo modo que la Biblia y puede tener los sesgos propios de sus autores, y aún así lo usamos como ayuda. La clave es mantener una vida devocional sólida y pedir discernimiento constante: “Y cuando os trajeren delante de las sinagogas… el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir” (Lucas 12:11-12, RV1960).

  • “¿Nos estaremos volviéndonos dependientes?”
    La dependencia verdadera debe ser de Dios. Toda herramienta debe usarse con mesura, sin que sustituya el esfuerzo intelectual ni el estudio profundo. Pablo escribió a Timoteo: “Ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:13, RV1960). La IA puede ser una ayuda, pero no reemplaza la dedicación personal. Siempre debemos cuidarnos de la pereza y el facilismo.

  • “¿No estaremos comprometiendo la ética o incurriendo en plagio?”
    Este es un punto crucial. Usar inteligencia artificial no debe significar copiar ciegamente sin atribución ni pasar por propio un contenido generado por otra fuente, aunque sea automatizada. La Biblia ordena: “No hurtarás” (Éxodo 20:15, RV1960), y eso incluye el robo intelectual. Usar contenido de IA como guía, borrador o referencia es válido si el maestro lo reescribe, lo interpreta desde la Escritura y le da su propio sello. Pero presentar materiales generados íntegramente por IA como si fueran el fruto de su propia reflexión es caer en una falta de integridad.

Además, debemos recordar que la labor del maestro cristiano incluye modelar honestidad ante sus alumnos. Si el uso de una herramienta oculta el proceso real de formación y estudio, puede afectar negativamente la confianza del discípulo y debilitar la enseñanza sobre integridad. Por eso, el uso ético de la IA implica transparencia, responsabilidad y la humildad de reconocer que toda sabiduría verdadera proviene de Dios: “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6, RV1960).

Usos positivos de la inteligencia artificial en la enseñanza cristiana

Lejos de ser una amenaza, la IA puede ser una aliada para el maestro cristiano si se utiliza con propósito y límites claros. Algunas aplicaciones incluyen:

  • Generación de guías de estudio adaptadas a diferentes niveles.

  • Traducción rápida de materiales a otros idiomas para el ministerio global.

  • Creación de gráficos, mapas bíblicos o esquemas visuales.

  • Apoyo para personas con discapacidad (lectura en voz alta, resúmenes, etc.).

  • Asistencia para redactar ideas o revisar estilo, sin alterar el mensaje doctrinal.

Usada así, la IA no sustituye al maestro; lo potencia. Como en la multiplicación de los panes, lo poco que se pone en manos de Jesús puede ser amplificado, pero es necesario que el “niño” ofrezca sus cinco panes y dos peces. La tecnología debe ponerse al servicio del llamado, no al revés.

Conclusión: Vigilancia, no temor

El maestro cristiano no puede ignorar la realidad de su tiempo. Así como Pablo citó poetas griegos en Atenas (Hechos 17), también nosotros estamos llamados a usar los lenguajes y herramientas de nuestra generación para alcanzar más eficazmente a los oyentes. No se trata de ceder al mundo, sino de influenciarlo desde la verdad.

La inteligencia artificial puede ser un recurso útil, pero jamás reemplazará la oración, la obediencia, ni la iluminación del Espíritu Santo. “Porque el Señor da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6, RV1960).

Con discernimiento y vigilancia, el maestro cristiano puede enseñar con fidelidad, aun en la era de la inteligencia artificial. Y al hacerlo, mostrará que la fe no está reñida con la tecnología, siempre que Cristo siga siendo el centro y la verdad la guía.

 

Nota final: En el mes de julio, la Universidad Cristiana Logos estará dictando el curso “Servir enseñando: Formación docente para el ministerio digital”, un espacio diseñado para capacitar a maestros cristianos en el uso responsable y eficaz de herramientas digitales, incluyendo la inteligencia artificial, desde una perspectiva bíblica. Los esperamos, no desperdicien una oportunidad para crecer y servir mejor.

Más información en el siguiente enlace: https://www.logos.university/post/servir-ense%C3%B1ando-formaci%C3%B3n-docente-para-el-ministerio-en-la-era-digital

 

Por María del Pilar Salazar

Decana Académica 

Univ. Logos

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