Últimos Tiempos

                  El libro de Apocalipsis narra la conclusión de un asunto que ha durado años, de suma importancia para Dios, la redención de la creación, esa creación que fue corrompida por el engaño de la humanidad debido a la intrusión de satanás, y por ende la separación del hombre de Dios. Dios trazó un plan que tiene como punto final la derrota de una vez por todas de satanás y la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra, así como la reunión de todos los salvos de todas las épocas y culturas existentes desde los inicios de la creación. Cristo es quien asume la tarea de condenar finalmente a satanás y de restaurar a toda la humanidad y la creación misma, Apocalipsis no solo apunta a Cristo como el consumador de la historia sino también muestra el control mortal y pecaminoso sobre la tierra, en este libro se ve claramente el pecado de la humanidad y sus consecuencias. Sin embargo también proporciona la esperanza y la certeza de que al final, Cristo vencerá junto a sus redimidos y estarán en su presencia por la eternidad.

                  Dios dio a la humanidad talentos y dones que reflejen su gloria, pero pasaron a una posición errónea que no les correspondía, en lugar de eso, el hombre tiene sus propios sueños y planes en los cuales no está Dios. Jesús no es lo más importante para el hombre, todo lo contrario, es un estorbo para la búsqueda egoísta de la humanidad. De acuerdo con Pablo, “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia,” Colosenses 1:18 (RV60).

                  La vida del ser humano generalmente gira en torno a satisfacer las expectativas de quien le rodea, desde sus padres hasta su jefe en el trabajo, Jesucristo llama a sus hijos a buscar satisfacerle a Él y encontrar verdadero gozo, paz y satisfacción. Vivir para agradar a Jesús es al final una manera de agradar a otros, otros que también viven para agradar a Dios.

En Apocalipsis capítulo 2, inician unas cartas enviadas a las iglesias de Asia Menor, cada carta incluye de manera clara lo que Cristo espera de sus hijos, con recordatorios, advertencias y mandamientos si es necesario corregir algo. Las advertencias de Dios a sus hijos, deberían recordarles las recompensas eternas, ya que permiten corregir lo necesario para no perderlas, debería de vivir con estas promesas frente a sus ojos espirituales para afrontar con esperanza cualquier prueba y tentación, sabiendo que en Cristo se es más que vencedor, siempre.

                  Todo creyente debería analizar la posición que Cristo tiene en su vida, la prioridad que tiene Jesús en la vida del creyente y contestarse a sí mismo si Él es lo más importante en su vida, en su agenda y en sus sueños, preguntarse si Él es su Dios. Hoy en día la humanidad tiene muchas prioridades y muchos dioses, aquello que mueve el corazón del hombre es su dios, y así mismo determina su conducta y su determinación para lograr lo que desea; fama, posesiones, la mujer ajena, placer sin compromiso, poder si responsabilidad, y muchas cosas más; todas estas cosas son instrumentos de satanás para controlar y dirigir el destino de todo aquel que no ha dado su vida a Cristo, aún los creyentes son afectados por esto, ya que forma parte de sus pruebas y tentaciones. El corazón del hombre experimenta pérdida y desesperanza cuando carece de alguna de estas cosas, mas Cristo suple todo eso de una manera correcta y en plenitud, por lo que basta llegar a los pies de Cristo y gozar de su paz, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”, Mateo 11:28 (RV60), sabiendo que también en su presencia hay plenitud de gozo, “Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo…”, Salmos 16:11 (RV60).

                  Nuevas perspectivas se abren cuando se conoce a Jesús como salvador y Señor, el crecimiento acerca de lo que se entiende de su persona trae una perspectiva amplia y real de la vida y el entorno espiritual. Dios provee en Cristo de oportunidades a sus hijos, oportunidades en su reino, ya que solo los hijos de Dios pueden servir en su reino, sin embargo, por diversas razones que van desde miedo, pecado y confusión de lo que se quiere hacer, esas oportunidades nunca se toman, de manera que solo queda en lo que pudieron haber sido, en lugar de ser una realidad en el servicio a su iglesia y a sus propósitos. El miedo y la incertidumbre en el creyente para determinar de una buena vez que es Dios quién les está llamando, es el principal freno para obedecer su llamado, ya sea a una vida ministerial o bien a un lugar en específico. Sin embargo, si solo el creyente se tatuara en su corazón, “…el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir…”, Apocalipsis 3:7 (RV60), sabría que si está caminando con Dios, una oportunidad ministerial puede ser una puerta que Cristo abrió para que el sueño de despertar a todo su potencial se haga realidad, y que si Cristo abre, nadie puede cerrar, que si Cristo le llama, el mismo hará que suceda, de manera, que dar el paso de fe solo sea cuestión de determinación y no hay lugar para la incertidumbre, “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”, 1 Tesalonicenses 5:24 (RV60); todo creyente debe saber que la única manera de vivir como hijo de Dios, es hacer su voluntad, es la única manera de serle grato, usando lo que Dios ha provisto para cada uno en su único y magnífico diseño personal, para no ser vomitados de su boca debido al sabor amargo de la indiferencia o bien de la apatía ante su llamado.

En la historia de la humanidad se han levantado líderes que han marcado la historia con sus hazañas, sin embargo estos van y vienen, unos se posicionan en la cima hasta que viene otro y lo derriba, algunos de ellos han hecho grandes cosas, mas ninguno es digno de alabanza y adoración, solo Jesucristo. Es el único digno de nuestras palabras de alabanza, de nuestro júbilo expresado hacia Él, Él es digno de toda la honra y honor que la tierra haya experimentado en toda su historia y más allá. Todo símbolo de autoridad debería postrarse ante Jesús como lo afirma la profecía, “…para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra…”, Filipenses 2:10 (RV60);

Apocalipsis narra el momento cuando esto suceda en forma definitiva, que tragedia sería si satanás no pudiera ser derrotado, si el pecado y toda su miseria no fuera eliminado de una vez y por todas, pero, a Dios gracias, que por medio de Jesucristo se venció a la muerte, se redimió al hombre y se proveyó salvación a los perdidos, para que estos pudieran gozar de la eternidad con El y cantarle alabanzas, “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.”, Apocalipsis 4:11 (RV60).

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Por: Obed Huerta

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