Estimado estudiante, nos preguntas por qué no suceden ahora aquellos milagros en los tiempos del Señor o de los apóstoles. Por qué no se hacen milagros como entonces. Yo no me atrevo a decirte categóricamente que “han pasado” que ya no existen, pero La Palabra nos invita a examinar las cosas y contrastarlas con lo que Ella nos enseña. ¿Qué quiero decir? Que hoy hay muchos que dicen que hacen milagros y que hablan en lenguas. Hay corrientes “evangélicas” y movimientos cristianos que defienden esto.
Cuando tú nos preguntas si los milagros existen hoy, entiendo que te refieres a los que hacían los apóstoles en el Libro de los Hechos, o a los que hacía Jesús en los evangelios, ¿No?
Porque cada día es un milagro; es un milagro que salga el sol y caliente la tierra con el calor justo para no abrasarla y que la vida se mantenga y se desarrolle. Es un milagro que Dios sostenga la tierra en el vacío, marchando a más de cien mil kilómetros a la hora alrededor del sol. Date cuenta, si fuera un minuto más de prisa de lo que va acabaría escapándose de la gravedad del sol y se perdería en el vacío cósmico. Si fuera un minuto más despacio terminaría siendo absorbida por el sol. Así que se mueve a la velocidad exacta para que nada de esto suceda.
Toda la creación es un milagro, desde una mosca con todos sus órganos: ojos, cuerpo, estómago, etc, hasta el grano de trigo o cualquier semilla que la plantas en tierra y se multiplica para alimentar a las personas y los animales. Cada cosa que miras, si tienes ojos para ver y oídos para oír, es una maravilla.
Vivimos un tiempo en que los científicos han descubierto muchas cosas, ellas mismas son un testimonio para ellos y hablarán en su día en contra de los que no creyeron, acusándoles de necios e infatuados, de soberbios y orgullosos.
Pero los que no somos científicos tenemos una “cultura científica”× muy superior a generaciones pasadas. También esto es un testimonio de la Obra de Dios para nosotros y en su día, hablará en contra de los que no crean.
También hay otro tipo de milagros que Dios hace en respuesta a las oraciones de sus hijos, todos oramos y pedimos cosas al Padre, la iglesia ora y pide cosas, y Dios responde de muchas maneras, eso también son milagros. Oramos y pedimos “que sea Su Voluntad” porque honestamente ¿Sabemos muchas veces lo que pedimos? ¿Sabemos qué es lo mejor? Pero sí tenemos mucha libertad para ir al “Trono de la Gracia” y exponer allí toda la preocupación de nuestro corazón, muchas veces con palabras torpes, pero en la confianza que a Dios le agrada escucharnos y que El responderá “lo mejor” en cada circunstancia.
Ahora bien, todo creyente de verdad, serio con el Señor, que le ama y le obedece, experimenta en su vida diaria la respuesta de Dios a sus oraciones y ve cosas imposibles hechas por El que son auténticos milagros.
Pero vamos a hablar de “Los otros milagros” de aquellos que eran “espectaculares” que llamaban la atención, aquellos que hicieron los primeros cristianos, los apóstoles especialmente.
En San Juan 14:12, dice Jesús:
“El que en mí cree, las obras que yo hago él las hará también; y aun mayores las hará, porque yo voy al padre”.
Es esta una promesa del Señor que vemos cumplirse ampliamente en el libro de los Hechos de los Apóstoles, por mano de aquellos a quienes Jesús dirigió estas palabras. Las obras del Señor fueron entre otras, las de sanar enfermos y hablar del Reino de los Cielos. Mostró su poder sobre las fuerzas de la naturaleza calmando el mar tempestuoso con Su Palabra. Resucitó muertos, etc. Aquellos apóstoles a quienes Jesús habló estas palabras hicieron muchos más milagros y señales y hablaron del Reino de los Cielos por todo el mundo.
También estos milagros eran las credenciales de un apóstol, es decir Dios daba este poder a sus apóstoles para que la gente les recibiera como a tales. 2ª Cor. 12:12 y S. Mateo 10:1‑4.
(Hemos oído que el Señor ha obrado milagros de este tipo cuando ha comenzado una obra Suya en un país nuevo con un obrero entregado. Como el caso de Bolivia en el año 1.976, donde muchos enfermos fueron sanados durante unos meses. Este obrero fue Julio César Ruibar, que fue ametrallado y muerto en Colombia en 1.995 por sus repetidas denuncias a los narcotraficantes. Pero también esto es excepcional.)
¿Podemos nosotros hacer lo mismo? ¿Esa promesa es para nosotros ahora? ¿Y para cualquier creyente? Según la Historia después de los apóstoles no ha habido otra época igual que aquella en milagros. Se ve que el propósito de Dios fue confirmar la autenticidad del evangelio con aquellas señales.
Leamos Hebreos 2:1-4, “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”. Fijémonos en este pasaje que creo que da bastante luz al tema, y veamos que aquí se nos habla de toda esta demostración como algo que ya había pasado cuando el autor escribía esta carta. Como pone ordenadamente el proceso de este desarrollo: habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, y luego dice: nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y lo más importante de todo es que TODO aquello sucedió según su voluntad Según la Voluntad de Dios.
En el pasaje de S. Mateo mencionado arriba, vemos al Señor escogiendo a estos hombres y dándoles poder. Así que es El quien tiene la Autoridad y el que hace las cosas como quiere. Si alguien hizo y hace cosas en el nombre de Dios es porque Cristo le ha dado autoridad. No es magia, ni capricho humano.
Así que no debemos pretender que Dios sea un servidor nuestro. Pero si nosotros llegamos a ser verdaderos servidores suyos, El, El Señor, El Soberano de los Mundos, puede hacer cosas grandes a través de nosotros. Nuestra vida puede ser un milagro continuo.
Para concluir te diré que lo que se ve hoy es “un triste espectáculo milagrero” que nada tiene que ver con lo que pasó en Aquellos Días Gloriosos. A los que se acercan para ser sanados los tiran para atrás ¡pero no los sanan! y cuando quieren protestar o decir que no le han sanado le dicen que no tiene fe. Y así hunden a la gente, que ya de por sí están atribuladas por su enfermedad, en la angustia de que no se sanan por su propia culpa: No tienen fe.
¿Qué quieres que te diga? ¿No está dicho todo? Se me parte el corazón de tristeza viendo estas cosas, han hecho del evangelio una caricatura ridícula, y sólo lo usan para glorificarse ellos mismo arruinando a los demás. Los arruinan espiritualmente y económicamente también, porque todo esto va acompañado de peticiones sin fin de ofrendas.
ALGO MAS ACERCA DE LOS MILAGROS
El tema de “los milagros hoy” es un asunto difícil, no podemos decir: Blanco, o Negro. Sí, o No. Porque por un lado Dios no es menos Dios ahora que hace 20 siglos; pero por otro lado el énfasis de los milagros se dío durante el ministerio de Jesús para confirmar con señales que El era el Rey del Reino de los Cielos que había venido a la tierra. Y en el tiempo apostólico confirmaban la autoridad del Reino de Cristo y la verdad de su mensaje único y transformador radical.
No podemos negar que Dios sigue obrando hoy y a veces con milagros y sanidades que le glorifican y llevan personas al conocimiento y a la salvación en Jesucristo. Pero lo que no es bíblico en ninguna manera es centrar el evangelio en las sanidades o hacer el énfasis en las sanidades para la evangelización o edificación de la iglesia, de los creyentes.
Desgraciadamente en algunos sectores de la Iglesia Evangélica se ha cambiado la predicación del Evangelio con el arrepentimiento y la fe en Jesucristo, por un SHOW que deteriora la imagen del “Hombre Nuevo” que Dios quiere hacer en cada uno por su poder, y que no hace ningún beneficio a Su Nombre, provocando mas bien la confusión.
Referencias Bibliográficas
- José Luis y Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
- correo: cursosbiblicos2000@yahoo.es
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