La falta de compromiso del hombre como cabeza espiritual, un problema social.

Se observa un fenómeno social que ocurre en ciertas corrientes pentecostales, partiendo de la observación de las asambleas de Dios, donde como fuerza o motor que empuja y mantiene trabajando la maquinaria de la iglesia local están las mujeres.

Las mujeres en su mayoría ofrecen su tiempo, esfuerzo, dinero, talentos y habilidades para el servicio a Dios. Manteniendo una vida espiritual de mayor grado o alcance que sus esposos, siendo las principales intercesoras persistiendo en oración por su familia, por la iglesia y por las necesidades.

La cantidad de mujeres en el liderazgo o ejerciendo alguna función ministerial, sobrepasa abismalmente a la cantidad de hombres, siendo las mujeres el grueso de la membresía en dichas congregaciones y quienes sostienen las distintas reuniones de la iglesia.

La poca participación masculina como problema social, pese a la igualdad de género, también existe un orden establecido por Dios en las instituciones como la familia, la iglesia y el gobierno. Se observa que el hombre ha dejado su posición y responsabilidad como cabeza espiritual de su hogar y las ha tomado la mujer.

La pregunta que se deriva de esto es ¿El hombre perdió su posición ante la mujer o la mujer simplemente lleno el vacío existente?

¿Cuándo inicio este fenómeno y porque?

El rastro histórico nos lleva al año de 1914, enraizado en el inicio del pentecostalismo clásico a principios del siglo XX. Charles Fox Parham entreno mujeres para el ministerio; y en la iglesia de William Joseph Seymour en la calle Azuza, existían mujeres ministrando la palabra de Dios.

Aunque este debate de la participación de la mujer en el ministerio llega hasta nuestro tiempo y no es bien visto por todos aun dentro de las asambleas de Dios, hemos de reconocer que la mujer ha sido determinante en el crecimiento y desarrollo de las denominaciones pentecostales, siendo en las asambleas de Dios  ministros para predicar, zonas de liderazgo que antes estaban cerradas para ellas.

En las asambleas de Dios se ha abierto las puertas para la participación de las mujeres en el ministerio, tratándoles como igual y como lo que son personas de mucho valor y en quienes al igual que en el hombre ha sido derramado el Espíritu Santo.

El aspecto positivo de este fenómeno

Se consideran dos puntos de peso a favor de la estructura fundamentada en las mujeres:

1. La entrega total de la mujer al servicio a Dios
La misma esencia emotiva de la mujer la hace muy sensible a recibir el amor de Dios, y a entregarse al servicio por completo.

Además, la necesidad de comunicación propia de la mujer, la ayudan practicar asiduamente la oración llegando a convertirse en buenas intercesoras.

Del mismo modo, la sensibilidad para la enseñanza el cuidado, asi como su aporte en la recolección de fondos es legendario en las Asambleas de Dios.

2.-Es mejor ocuparse de las cosas de Dios y servir en la iglesia que estar Ocioso(a).
La ocupación de la mujer fue por mucho tiempo ver por su casa y su familia (y esta era la práctica diaria y común). Una vez que sus hijos crecían y si la mujer enviudaba, tenía mucho tiempo libre, que podía ocupar en otros asuntos y si estos no eran el servicio a Dios.

Una iglesia local no puede funcionar y menos crecer, cuando solo el pastor, la pastora y su familia trabajan en ella; se necesitan diáconos, ministros, maestros, se necesitan personas con don de ayudar, ministros de música, en fin se necesitan muchos siervos.

¿Qué pastor va a rechazar la ayuda de alguien que está dispuesta a servir en la iglesia? Sobre todo cuando en este tiempo el compromiso y la responsabilidad aun en la iglesia es algo que se resiste por parte de muchos.

Los líderes han visto esta participación y consideran que no es negativo o que los efectos positivos sobrepasan a los negativos o simplemente deciden que ha si es cómo funcionan las iglesias en asambleas de Dios y han funcionado por poco más de mil años; por lo tanto es mejor no ir contra corriente.

¿Por qué no es del todo bueno este fenómeno?

A. Esta fuera del orden de Dios
El hecho de que el hombre haya abandonado su posición como cabeza espiritual y sacerdote de su hogar, que no lideré a su familia a la hora de servir a Dios en la iglesia y en el buscar a Dios en oración y adoración; y que no sea el quien por medio del estudio de la palabra de Dios se capacite para enseñar a su familia en casa, lo relativo a la teología y los principios bíblicos, sino sea la mujer la que lo tenga que realizar, no es conforme al orden establecido por Dios en el hogar.

Tanto hombres como mujeres valen igual delante de Dios y son considerado preciosos ante los ojos del Señor; pero el mismo Señor nos da ejemplo que de que El siendo Dios se sometía Al Padre en todo, y no por eso perdió su deidad o su valor. El Señor estableció el ejemplo para nosotros de orden y sujeción; lo mismo debemos de tener en el hogar con un esposo que ama a su esposa y se entrega en amor por ella, la trata con respeto y amor; pero no olvida su posición de sacerdote y líder que guía para un bien común y para que cada persona bajo su cargo cumpla el propósito de Dios para su vida.

B. ¿El hombre perdió su posición ante la mujer o la mujer lleno un vacío existente?
La visión del mundo posmoderno tiende hacia un individualismo centrado en el yo, esto por su puesto trae una falta de compromiso hacia los demás. El enfoque en uno mismo afecta a todas nuestras instituciones, pero en especial debilita el trabajo, el matrimonio, la familia y la iglesia.
Esta cosmovisión actual probablemente haya influido en gran manera en el asunto de que el esposo creyente no quiera responsabilidades más allá de las que su trabajo le generen.

Efectos de este fenómeno en la familia y en la iglesia

Gran parte de los problemas matrimoniales dentro de las familias creyentes ocurren porque el hombre no está ejerciendo su función como líder espiritual. La esposa se ve estresada por que le toca ejercer una función que no le corresponde y que aumenta el número de obligaciones que ella tiene, causando irritación y mal humor.
Otro de los efectos adversos en el hogar es la falta de un ejemplo a seguir para los hijos, aunque no podemos de ninguna manera desvalorizar la influencia de la madre en los hijos, es un hecho que la influencia que ejerce el Padre en la formación del carácter de los hijos, sobre todo de los varones, es fundamental, y esta formación se logra no tanto con lo que el Padre diga sino con lo que hace continuamente. Si el padre no es un buscador de Dios, es muy difícil que cuando sus hijos crezcan lo vayan a ser.
Cuando el hombre se obsesiona consigo mismo y con sus intereses propios, y no estamos dispuestos a comprometernos y tomar nuestra posición como cabezas espirituales, el resultado es que perdemos el significado de la vida, y la felicidad misma que es conocer y servir a Dios y amar y servir a nuestros semejantes.

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