Universidad Cristiana LogosLa administración eclesiástica eficiente es esencial para el buen funcionamiento de cualquier iglesia. El pastor, como líder principal, debe no solo enfocarse en las necesidades espirituales de la congregación, sino también en la gestión adecuada de los recursos y la organización de las actividades eclesiásticas. Por eso hoy revisaremos algunos de los fundamentos y principios bíblicos para lograr una administración eficiente en el pastorado.
1. La Importancia de la Administración
La Biblia nos enseña la importancia de la administración desde el principio. En Génesis, vemos cómo Dios confía a Adán el cuidado del jardín del Edén (Génesis 2:15). Este mandato inicial establece un precedente para la administración responsable de los recursos que Dios nos da.
Pero no sólo el AT lo enfatiza, sino que en el Nuevo Testamento, Jesús destaca la importancia de la administración en la parábola de los talentos. En Mateo 25:14-30, Jesús cuenta la historia de un hombre que, al irse de viaje, confía sus bienes a sus siervos. Al regresar, el hombre recompensa a los siervos que han administrado bien sus recursos y castiga al que no lo ha hecho. Esta parábola nos recuerda que ser buenos administradores es una responsabilidad seria y que seremos llamados a rendir cuentas; esto aplica a todo creyente, pero también implica la alta responsabilidad que tiene el pastorado en este aspecto.
2. Principios de Administración Eficiente
Hablar de administración es algo muy amplio, pero en este corto espacio; quisimos puntualizar, algunos aspectos básicos que ningún pastor debería dejar de lado, veamos:
- Planificación Estratégica
La planificación estratégica es fundamental para una administración eficiente. Proverbios 21:5 (NVI, 2011) dice: “Los planes bien meditados: pura ganancia; los planes apresurados: puro fracaso.” Un pastor debe trabajar con el equipo de liderazgo de la iglesia para establecer una visión clara y metas alcanzables. Esto incluye la planificación de actividades, la gestión de recursos financieros y la organización de programas ministeriales.
- Delegación de Tareas
Delegar tareas es esencial para evitar el agotamiento y para utilizar eficazmente los dones y talentos dentro de la congregación. Éxodo 18:21 (NVI, 2011) nos muestra cómo Moisés delega responsabilidades a hombres capaces para que lo ayuden a juzgar al pueblo, siguiendo el consejo de su suegro Jetro: “Elige tú de entre todo el pueblo a hombres capaces, temerosos de Dios, dignos de confianza y enemigos de las ganancias mal habidas, y ponlos al frente de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.”
- Comunicación Clara
La comunicación clara y efectiva es vital. Efesios 4:15 (NVI, 2011) nos exhorta a “seguir la verdad en amor, y crecer en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.” Un pastor debe mantener líneas abiertas de comunicación con el equipo de liderazgo, los voluntarios y la congregación en general para asegurar que todos estén informados y alineados con la visión y los objetivos de la iglesia.
- Gestión Financiera Responsable
La administración financiera es un aspecto crítico de la gestión eclesiástica. Lucas 16:11 (NVI, 2011) nos advierte: “Si ustedes no han sido dignos de confianza en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas?” Un pastor debe asegurarse de que la iglesia tenga un presupuesto claro, que se mantengan registros precisos y que se utilicen los recursos de manera que honre a Dios y beneficie a la comunidad. Es sano desde todo punto de vista, que el pastor rinda cuentas tanto de sus avances ministeriales como de sus finanzas personales que están relacionadas con ingresos por la obra ministerial. Un pastor y su iglesia deben cumplir con toda la normatividad de impuestos y temas fiscales de su país de residencia.
3. Desarrollando Líderes
Parte de una administración eclesiástica eficiente implica el desarrollo de nuevos líderes. 2 Timoteo 2:2 (NVI, 2011) nos dice: “Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros.” Un pastor debe invertir tiempo en capacitar y discipular a futuros líderes para asegurar la continuidad y el crecimiento del ministerio. El mentorado es una tarea ardua, pero es la base de poder consolidar la transmisión del legado de una obra. Es triste ver que muchas veces cuando muere el pastor llamado, a los pocos meses la congregación se disuelve o muere. Para ello un pastor eficaz, recuerda a diario que la obra o es suya; y que es responsable de asegurar su funcionamiento, esté el presente o ausente.
4. Evaluación y Adaptación
Finalmente, una administración eficiente requiere evaluación continua y disposición para adaptarse. Proverbios 27:23 (NVI, 2011) aconseja: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños.” Esto implica revisar regularmente los programas y actividades de la iglesia, evaluar su efectividad y estar dispuesto a hacer cambios cuando sea necesario. Desarrollar un sistema de “seguimiento de las ovejas” es fundamental, de modo que cuando se dé un crecimiento numérico, no se pierda la esencia, con la que inició la obra.
Conclusión
La administración eclesiástica eficiente es un componente esencial del pastorado. Sin embargo, es vital recordar que todo esto comienza con la administración de la vida personal del pastor. Un pastor debe vigilar de sí mismo y de su casa, asegurando una relación sólida con Dios. Solo entonces podrá aplicar eficazmente los principios bíblicos de planificación estratégica, delegación de tareas, comunicación clara, gestión financiera responsable, desarrollo de líderes y evaluación continua. Al hacerlo, los pastores pueden guiar a sus congregaciones de manera efectiva y fiel, cumpliendo con su llamado divino y honrando a Dios en todo lo que hacen.
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Por María del Pilar Salazar
Decana Académica
Univ. Logos
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