Las promesas son una parte fundamental de las relaciones humanas. Desde pequeños, aprendemos a prometer cosas: desde un simple «te lo prometo» hasta promesas de gran envergadura, como compromisos matrimoniales o promesas de fidelidad. Pero, ¿qué sucede cuando una promesa no se cumple? El incumplimiento de una promesa puede dejar cicatrices profundas en nuestra confianza, afectando nuestras relaciones con los demás. Sin embargo, la promesa más importante que podemos recibir, la que nunca falla, es la promesa de Dios, quien cumple todas sus palabras. En este blog, profundizaremos sobre qué son las promesas, por qué las personas no las cumplen y, lo más importante, cómo Jesús ha cumplido todas las promesas de Dios para nuestra vida.
¿Qué es una promesa?
Una promesa es una declaración o compromiso que se hace con la intención de cumplir algo en el futuro. Implica una garantía de acción, en la que la persona que promete se compromete a llevar a cabo lo dicho. En muchos casos, una promesa se realiza para generar confianza, esperanza y seguridad entre las partes involucradas. De hecho, las promesas son esenciales en la vida cotidiana: los padres prometen a sus hijos que los cuidarán, los amigos prometen estar ahí en tiempos de necesidad, y las naciones hacen promesas de paz y prosperidad a sus ciudadanos.
Sin embargo, lo que diferencia una verdadera promesa de una simple palabra vacía es el cumplimiento. Cuando alguien no cumple su promesa, genera frustración y desilusión. Las promesas incumplidas pueden ser una de las razones por las cuales las personas desarrollan desconfianza y dificultades para creer en las palabras de otros. Esto también puede aplicarse a nuestra relación con Dios, pero es importante recordar que Él es fiel y nunca nos fallará.
¿Por qué las personas no cumplen sus promesas?
Existen varias razones por las cuales las personas no cumplen lo que prometen. A menudo, no se tiene el control total sobre las circunstancias. Las promesas pueden ser rotas debido a factores imprevistos, como cambios de planes, emergencias o malentendidos. Sin embargo, otras veces las promesas se rompen por negligencia, falta de responsabilidad, o incluso falta de sinceridad. Algunas personas hacen promesas sin la verdadera intención de cumplirlas, mientras que otras pueden simplemente subestimar la magnitud de lo que han prometido.
En cualquier caso, el incumplimiento de una promesa puede causar heridas, ya que las personas ponen su confianza en algo que al final no se cumple. Es importante reconocer que, aunque los seres humanos puedan fallar, Dios nunca lo hará. La Biblia nos enseña que “Si fuéremos infieles, él permanece fiel” (2 Timoteo 2:13, Reina-Valera 1960).
Jesús, el Cumplidor de Promesas
A diferencia de los seres humanos, Jesús nunca ha fallado en cumplir una promesa. A lo largo de los evangelios, podemos ver cómo Él cumplió cada una de las promesas que Dios había hecho a su pueblo. Dios, en su infinita fidelidad, nos ha dado promesas poderosas a través de Su Hijo, Jesús, y Él las cumplió cabalmente.
En Mateo 5:18, Jesús nos dice: «Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido» (Reina-Valera 1960). Jesús mismo es el cumplimiento de la ley, el cumplimiento de todas las promesas que Dios había hecho a Israel y a la humanidad. Él vino para cumplir lo que Dios había prometido, desde la salvación hasta la restauración de todas las cosas.
A lo largo de su ministerio, Jesús cumplió muchas promesas que fortalecieron la fe de sus seguidores y continúan siendo un ancla de esperanza para los cristianos en todo el mundo. Él prometió no dejarnos huérfanos, enviar al Consolador (el Espíritu Santo) y regresar un día para llevarnos a su presencia.
Promesas Cumplidas por Jesús
A continuación, presentamos una lista breve de algunas de las promesas de Jesús, con las citas bíblicas correspondientes, que nos aseguran que él siempre cumplirá:
- Promesa de salvación a todos los que creen en Él:
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16, Reina-Valera 1960). - Promesa de ser la resurrección y la vida:
«Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá» (Juan 11:25, Reina-Valera 1960). - Promesa de enviar al Espíritu Santo:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre» (Juan 14:16, Reina-Valera 1960). - Promesa de nunca dejarnos ni abandonarnos:
«He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén» (Mateo 28:20, Reina-Valera 1960). - Promesa de dar descanso a los que están cansados:
«Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28, Reina-Valera 1960). - Promesa de volver para llevarnos con Él:
«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros» (Juan 14:2, Reina-Valera 1960). - Promesa de la paz que supera todo entendimiento:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo» (Juan 14:27, Reina-Valera 1960). - Promesa de resucitar a los muertos en Cristo:
«Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado» (1 Juan 3:24, Reina-Valera 1960).
Conclusión
Las promesas humanas pueden ser incumplidas por muchas razones, pero la promesa de Dios, a través de Jesús, es eterna y fiel. Él cumplió cada una de las promesas que hizo, desde la promesa de salvar a la humanidad hasta la promesa de estar con nosotros hasta el fin del mundo. Como cristianos, podemos descansar en la certeza de que no importa cuán difíciles sean las circunstancias, Dios siempre cumplirá lo que ha prometido. Su fidelidad no tiene fin, y a través de Cristo, tenemos la esperanza segura de que sus promesas se cumplirán en nosotros, hoy y siempre.
Por María del Pilar Salazar
Decana Académica
Univ. Logos
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