Una de las palabras que más se repite en el evangelio de San Juan es VIDA, y nos recuerda la promesa del Señor acerca de la vida abundante que El vino a dar a sus ovejas.
“…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Juan 10:10.
Cuando conocemos a Jesucristo anhelamos y luchamos para vivir la vida cristiana, pero ¿Qué es realmente esta vida cristiana? Cuando hablamos de esto siempre está la parte negativa que es dejar cosas que estorbarían nuestro desarrollo como cristianos.
La parte positiva es que Cristo ha entrado en la vida del creyente para vivir Su Vida en él. La realidad es que sólo Cristo puede vivir la vida cristiana ¿Qué dice la Palabra?:
“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” Colosenses 1:27.
¿Esperanza de gloria para el futuro? Sí, claro, pero también para el presente. ¿Pero Cristo vive en nosotros Su vida a la fuerza? No. Con todo hay un cambio notable en la vida de cada persona que recibe a Jesucristo, aunque el Señor desea nuestra colaboración voluntaria.
El Señor espera tener libertad en la vida del creyente, espera que le demos lugar, que le digamos: “Señor, vive tu vida en mí” Nuestro final de actuación es el comienzo de la actuación de Cristo. Nuestro morir es Su vivir en nosotros, nuestros fracasos son la posibilidad de decirle al Señor: “Yo no puedo, hazlo Tú en mí”.
Cristo es el único que puede cambiarnos, el único que tiene vida DIVINA, vez tras vez le digo: “Señor, no yo sino Tú”. El cristianismo es Cristo mismo. Cuando dejamos al Señor vivir en nosotros hay una paz gloriosa que nos llena,
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:13.
Cuando dejamos a Cristo vivir en nosotros Su vida, comprobamos que El es el Todopoderoso. Hablamos de ir a la gloria, pero el texto de Colosenses 1:27, nos habla de la gloria viniendo a nosotros, esta nueva vida nos llena y nos guía.
¿Podemos vivir como cristianos victoriosos en un tiempo como este? A esta pregunta hacemos otra ¿Ha cambiado Cristo? No. El es nuestra vida y esta vida es indestructible. Hebreos 7:16. Su realidad en nosotros produce descanso porque nos sentimos sostenidos por el mismo Cielo. Si yo estoy dispuesto a morir, a llevar la cruz cada día, Cristo empezará a vivir. No estamos viviendo la vida cristiana auténtica hasta que no vive Cristo en nosotros. Y esto no sólo para unos pocos privilegiados, sino que es el propósito de Dios para todos:
“Cristo es el todo y en todos” Colosenses 3:11.
La VIDA es Cristo y Cristo vive en mí, pero yo soy quien da paso a esa vida.
Referencias Bibliográficas
- Jorge Rice Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
- correo: cursosbiblicos2000@yahoo.es
52 total views, 2 views today