En Gálatas 5:16, nos dice: “Digo, pues, andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” El verbo usado aquí en griego, para andar, es “peripato” y es el mismo que se usa en Mateo 11:5 “los cojos andan“ y otros lugares para designar a personas que habían experimentado el poder de Dios en sus vidas, física o espiritualmente y ahora podían andar otra vez. Así, nosotros hemos recibido una nueva vida y por eso podemos andad en el Espíritu.
Pero este andar, al igual que el de un niño, tiene que aprenderse y afirmarse, porque de vez en cuando… ¡caemos! Era muy doloroso para mí al principio y no lo comprendía cuando me pasaba. Me ayudaron mucho las palabras de un buen hermano cuando le compartía esto, él me dijo: “Hay algo peor que caer, y es no levantarse”. Se que diablo quisiera eso, que nos quedáramos tirados, en el andar de nuestra vida espiritual, pero el Señor no. Otro hermano muy precioso solía decir que Dios es muy paciente y cuando caemos nos anima diciendo: “Levántate hijo, y… ¡ánimo!” Así que, vamos a levantarnos cuantas veces caigamos de nuestro andar en el Espíritu, y ¡ánimo!
También está la posibilidad, como el niño que cae y se hace daño, que prefiramos “seguir a gatas”, pero esto ¡no es normal! No vemos a muchas personas maduras andando a gatas ¿Verdad? Sin embargo, sí hay muchos creyentes que andan así espiritualmente hablando.
Así que, cuantas veces caigamos, vamos a levantarnos de nuevo en la gracia del Señor.
¿Y cómo nos levantamos?
1º Aceptemos nuestra responsabilidad en las caídas. No echemos la culpa a otros, ni aun al diablo. Así lo hizo David en el salmo 51. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia… Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mi.”
2º Pidamos perdón a Dios lo antes posible.
3º Creamos que Él nos perdona, pues lo dice en su Palabra: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1ª Juan 1:9
4º Confiemos en el valor de la sangre de Jesucristo: ” …y la sangre de Jesucristo su Hijo, nos limpia de todo pecado.” 1ª Juan 1:7
Recordemos que “todo pecado” quiere decir que no hay pecado “tan grande” que no pueda ser perdonado y que no hay “uno tan pequeño” que no necesite ser limpiado. Que los incluye todos, grandes y pequeños. Que la limpieza es total.
Referencias Bibliográficas
- José Luis y Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
- correo: cursosbiblicos2000@yahoo.es
15 total views, 2 views today