José y las dinámicas familiares
En la familia de José se ha observado la presencia de dinámicas y legados perversos que se repiten una y otra vez, el reconocerlo nos permite tomar la decisión de superarlos sin embargo no basta reconocerlos hay que tener equilibrio y fe para no repetirlos de nuevo en la familia.
Equilibrio
José entre sus atributos personales no refleja los atributos de violencia, engaño, odio y «la mala fama» de sus hermanos, se nos presenta con un carácter noble, esforzado, sufrido, trabajador y diligente.
Muestra de ello es cuando no estuvo dispuesto a sacrificar sus principios y romper los límites de la sexualidad con la esposa de su patrón (Gén. 39).
Así mismo, en las familias algún miembro opta por el papel de aplacar la tensión causada por las decisiones de un hermano o hermana tratando de complacer a nuestros padres y viviendo una vida completamente distinta, casi «perfecta». La «rectitud» de estos procura cancelar la tensión familiar ocasionada por las acciones de los otros.
Dinámicas espirituales
En toda familia así como en la de José, existen aspectos admirables y memorables; estas dinámicas y valores espirituales también fueron transmitidos de generación en generación.
La fe que Dios busca, como muestra la historia de Abraham, está basada en creer la promesa divina; Abram no sólo creyó en la promesa para él y su descendencia, sino que obedeció al reto de Dios, permitiendo que Dios fuera conocido en adelante como el Dios de Abraham.
Dios ha escogido relacionarse con una persona y por medio de ella con sus descendientes (todas las familias de la tierra), para gloria de Su nombre, promesa (bendecir a todas las naciones de la tierra) que es cumplida en la vida y obra de Cristo (un descendiente de Abraham – Mat. 1:1) en la cruz, que nos ha justificado delante de Dios (Rom. 5:1), incluyendo a personas de toda lengua, linaje, pueblo y nación a formar parte de Su familia.
Esta creencia tiene un impacto enorme sobre la conducta, la fe y creencia afecta a las áreas de desenvolvimiento social. Abraham le creyó a Dios, todo empieza con el binomio «creer-actuar», creyó la promesa de Dios y le obedeció, emigrando de su terruño y dejando atrás su vida conocida.
También Dios se manifiesta a Isaac le dice que es Dios de Abraham y que esta con él (Gén. 26:24), y cuando Dios se revela a Jacob le dice que es el Dios de Abraham y de Isaac y le promete la tierra en que está acostado.
La fe de José
José nunca recibe un mensaje directo de Dios, tampoco tenía escritos religiosos hebreos para conocerle, la tradición era oral como para Abraham, Isaac, Jacob y José.
La tradición oral conservada por los patriarcas de la familia era el factor más importante de conocimiento sobre la realidad espiritual, entenderlo, saberlo bien y repetirlo proporcionaba la clave sobre cómo navegar en la vida, de esta manera las personas podían entender de esa manera, qué esperaba Dios de ellas.
José aprendió acerca de Dios a través de su Padre, e internalizó las promesas de Dios para los patriarcas como parte de su erario espiritual y familiar.
Las acciones de José demuestran su fe:
[1] en el tormentoso pozo oscuro, clamó con angustia a Dios; [2] En las noches de frío en el desierto y en las noches de arduo trabajo en Egipto, empezó a confiar en Dios; [3] reconoce la bendición implícita y el control de Dios sobre su vida en su nuevo hogar, prosperando en todo; [4] resiste la tentación mostrando rectitud, espiritual y ética, así como conciencia de la presencia de Dios; [5] en la cárcel aferrado a su fe aprendió a ver las oportunidades de Dios para el servicio y cambio de su condición de vida; [6] lucidez y sabiduría para reinterpretar sus experiencias y su travesía de sufrimiento bajo la acción de Dios.El llamado o vocación
En la familia de José se observan seres tan humanos y falibles como cualquiera. Desde
Adán en Génesis hasta Juan en Apocalipsis, todos y cada uno de los personajes bíblicos son falibles y absolutamente necesitados de la gracia de Dios, a excepción de Jesucristo.
José no tiene una vida extraordinaria porque él fuese especial, sino que siendo un ser ordinario se aferró a un Dios extraordinario en medio de la violencia familiar, la desesperanza, el abandono, la migración forzada, el abuso y la explotación.
El mensaje de la vida de José para nosotros es que Dios nos escoge y nos utiliza a pesar de donde vengamos. La gracia de Dios se manifiesta no en la nobleza de las personas que Él llama para lograr sus propósitos en la historia, sino en Su acto soberano de utilizarnos a pesar de nosotros mismos.
El Dios que conoce cada rincón de la vida de cada hombre y ve la vileza al igual que la bondad nos acepta tal y como somos porque nos ama, y nos ama porque él ve en nosotros su imagen.
Sin embargo, nunca nos deja donde nos encuentra, el amor de Dios en un estado deplorable y nos rehabilita, invitando a transformar la vida por amor a él.
El amor de Dios es tan profundo para con nosotros que naturalmente se manifiesta en compasión o misericordia para nosotros, como lo resalta el profeta (Jer. 31:3). Esto quiere decir que no hay nada que yo pueda hacer para merecer más (ni menos) el amor de Dios.
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